En los dominios del “Experto en soledades”
Alberto Paucar Cáceres vive actualmente en Inglaterra. Catedrático por casi 15 años en la Universidad Metropolitana de Manchester. Paucar es uno de los poetas vivos más importantes de Tacna. Una de las temáticas que más lo caracteriza en su poesía es la soledad, convirtiéndolo en un “Experto en soledades”. Nosotros nos contactamos con él y le hicimos las siguientes preguntas para conocer su infancia, sus recuerdos, sus inicios en la literatura, las pasiones, las mujeres (ausentes) y cosas por el estilo, para que esta entrevista sirviese de radiografía mínima de nuestro poeta.
por William Gonzalez*
Primero, háblanos de tu infancia, tus primeros años en Tarata, tus padres, los recuerdos del valle tarateño. ¿Por qué se vienen a Tacna?, ¿cuándo la dejas para ir a Lima?
Nací en Tarata, el 26 de septiembre de 1952; soy libra y supongo que la probabilidad de que otro tarateño comparta el mismo día de nacimiento con el poeta estadounidense (nacionalizado británico) T.S. Eliot es prácticamente infinitesimal.
Mi madre fue doña Francisca Paula Cáceres. Hay un hecho que es cierto pero tal vez extraño, y esto no se si haya sido investigado por antropólogos sociales, me refiero al sorprendente alto número de apellidos claramente españoles como Velarde, Carpio, Girón, Castillo, Salinas, Valdivia, Urrutia, Menéndez, entre otros, que hay o hubo en Tarata en esos tiempos; mi madre y abuela materna fueron claramente descendientes de, sospecho, Extremeños que, Dios sabe cuándo, por alguna razón decidieron acantonarse en el tibio valle andino de Tarata.
Mi padre en cambio es indio casi puro, don Pascual Paucar Machaca; nacido en Huancané, en Puno, el cual vino a Tarata muy joven y supongo que en sus décadas de chofer debe tener en su haber un buen record por los varios miles de kilómetros de haber recorrido la polvorienta carretera entre Tacna y Tarata.
Parafraseando a Machado diré que mi infancia son recuerdos de la campiña de Tarata, de sus sauces, molles y alisos; de los riachuelos donde jugaba con mi hermana Martha, ella con muñecas de trapo y yo con barquitos de papel; de sus campos de siembra de hermosos nombres aymaras; de sus maizales, de sus tibios amaneceres; de sus noches heladas y los riachuelos congelados, mis manos y cara cuarteadas por su frío seco y feroz; de su sol limpio y el olor interminables de sus eucaliptos (años después descubriría ese olor otra vez en el verso de Borges).
En Tarata fui alumno de la Escuela Pre-vocacional Gregorio Albarracín donde mis buenos maestros me hicieron el perpetuo ‘recitador’ de poesías en las actuaciones escolares. Ahí recité desde poemas patrióticos hasta profundidades metafísicas que, ciertamente a esa temprana edad, no entendía cuando de memoria en el proscenio de adobe, repetía los Heraldos Negros de Vallejo.
A los 10 años mi madre decidió mudarnos a Tacna, ahí, en la Gran Unidad Escolar Bolognesi terminé el 5to año de primaria e inicié la secundaria; mis recuerdos ahí son de un patio grande y de cemento y no el patio polvoriento de la escuela de Tarata. Tuve suerte de ser educado (en el buen sentido del término) por profesores que me enseñaron bien y descubrieron y alentaron o toleraron mi vida dual de ser aficionado a la literatura (seguía recitando) y del análisis mental en la forma de matemáticas; sobretodo ahí encontré profesores que me enseñaron la finura y precisión del álgebra; años después también compartiría con Borges en su ánimo y fervor por el álgebra.
En la secundaria conseguí el primer puesto en los cinco años y supongo que mi habilidad por las matemáticas me hicieron candidato a estudiar ingeniería; deje Tacna en diciembre de 1968 y en el verano me enfrenté al temible examen de la UNI; debo a la legendaria academia Sigma en La colmena, donde fui alumno de extraordinarios profesores, mi buena preparación pues ingresé después de tres meses de medio dormir.
Mi vida universitaria en los primeros años fue menos exitosa que mi primaria o secundaria; mis lecturas de literatura fueron erráticas y sospecho que mezclé la literatura con mis estudios y no le di el balance justo; los últimos años supongo fueron mejores académicamente ya que me gradué de Ingeniero Industrial en 1975.
Cómo resultó tu experiencia de trabajo en Petroperú, ya que durante esos años publicas “A la caza del eterno ciervo”
Tuve la suerte de trabajar en Petróleos del Perú en una época en que se apoyaba la investigación; trabajé en el departamento de investigación operativa y aprendí mucho de dos maestros de la modelación matemática: Genaro Figueroa y Rubén Muñoz. Mi experiencia en Petroperú fue magnifica, ahí conocí también a Pedro Cateriano y José Fernández con los cuales robábamos horas de trabajo para conversar sobre literatura en las horas de refrigerio. Mi segundo libro de poemas ‘A la caza del eterno ciervo’ lo presenté en el auditorio de Petroperú, la presentación estaba encargada a Washington Delgado (gran amigo de los poetas de Tacna) pero el día del evento los estudiantes de San Marcos bloquearon una reunión del consejo ejecutivo y él no pudo asistir, Pedro Cateriano lo suplantó; recuerdo con especial afecto aquella presentación pues desde ahí fui conocido entre mis amigos de Petroperú como el poeta y mi vida doble se hizo más llevadera al yo casi perder el pudor en los vernisages que solíamos hacer en casa de amigos como Lucho Madrid, Pili Dávila, José Luis Cantuarias, entre otros. Conseguí una beca de la OEA para estudiar en el Instituto Tecnológico de Monterrey donde hice un Master en Administración de Empresas. En el invierno limeño de julio de 1980 llegué a la canícula del verano sofocante del hemisferio norte en la ciudad de Monterrey donde estuve hasta 1982.
Desde 1987 radicas en Inglaterra. ¿En cuál de tus especialidades te desenvuelves en la Universidad de Manchester?
Al regresar de México, en Lima, conocí a la mujer con la que me casé, Wendy, una inglesa que continuó mis primeros inicios en Eliot y Dylan Thomas, viví con ella dos años en Lima. La estúpida carnicería de sendero que fue la década del 80 me hizo decidir renunciar a Petroperú y me vine a estudiar Pensamiento de Sistemas en Lancaster, en el norte-oeste de Inglaterra en 1987. Conseguí un trabajo en la Universidad Metropolitana de Manchester donde enseño desde 1990. Debo agradecer a mis profesores de colegio y de la UNI ya que lo que ellos me enseñaron con tanta dedicación ha hecho posible que me gane la vida aquí enseñando estadística y matemática a jóvenes ingleses que cada vez quieren saber menos de números y de ecuaciones.
¿Cuándo nace tu acercamiento a la literatura?
Como dije antes, mi acercamiento a la poesía viene de mis tiempos de escuela; de las declamaciones que hacia en el colegio (lecturas y memorizadas forzadas) debo añadir que también recitaba por algunos centavos, en las fiestas sobretodo cuando mi madre me mandaba a llamar a mi padre que solía beber en las cantinas de Tarata; ahí yo era su orgullo y recitaba y recibía propinas. También le debo mi acercamiento a la poesía a esa nostalgia y tristeza eterna que parece habitar el paisaje, los cerros, los caminos de Tarata supongo que el percibir esto, muy niño me inicio en la poesía.
¿Cómo conoces al grupo de la revista Kilka?, ¿qué significó para ti Mojinete?
Mi primer encuentro con los poetas de Tacna no fue con el grupo de la revista Kilka sino con Livio Gómez. Yo había escrito para mí en mis últimos años en la UNI, especialmente después de conversaciones con gente ligada a los grupos políticos aunque nunca escribí poemas proselitistas. Un día respondí a un aviso de Livio Gómez publicado en el Comercio y le envié mis poemas. Tremenda fue mi sorpresa cuando salieron publicados en la página central In Terris. Livio me descubrió, supongo.
Al grupo Kilka lo conocí después en una de mis visitas a Tacna; ahí me di cuenta que la poesía en Tacna era tomada seriamente y me hice amigo de Hugo Salazar quien fue el que actuaba de corresponsal en Lima consiguiendo textos de poetas de la capital para Kilka y difundiendo la revista. Después Hugo me dejó esa tarea cuando con Segundo Cancino publicamos varios números de Mojinete. Esta revista para mí fue importante no sólo porque me puso en contacto con poetas de Lima sino que avivó mis deseos de seguir escribiendo.
La poesía en Tacna está entre las mejores logradas en el Perú. No sé porque, tal vez la cercanía a Chile, tal vez el duro desierto, pero también la buganvilla hace que en Tacna se lea, reflexione y se escriba, no lo sé pero la cultura es algo que creo se valúa en Tacna, no en vano hemos provisto de varios ministros de cultura a diferentes gobiernos.
La soledad y la ausencia de la mujer amada son las temáticas constantes que se mantienen desde el primer poemario hasta el último ¿a qué se debe esto?
Yo pienso que la soledad, como la infelicidad, es productiva; Vargas Llosa alude a lo mismo cuando dice que la felicidad es improductiva. Yo encuentro que la soledad me ha enseñado a vivir, a ser abierto, a escuchar a mi centro y me ha salvado del abismo muchas veces. Recientemente Bryce ha dicho que la derrota es más abierta y receptiva que la victoria (sino miren como el que mete un gol corre y no escucha, dice, creo, Bryce). Con esto no quiero decir que yo me solace en la infelicidad, simplemente que es el material que más conozco y que siempre busco al escribir; la felicidad no me ha enseñado lo mismo o tal vez no lo sé decir en forma de poesía.
Respecto al amor, creo que fue Neruda quien dijo que tenía tres consejos a nuevos y jóvenes poetas: escribir sobre el amor, sobre el amor y sobre el amor. Mi poesía, supongo que habla del amor, de la soledad y de las derrotas en la vida; pero sobretodo le habla a la mujer que supongo nunca se encontró ni se encontrará pero que nos está esperando en algún lugar.
La ingeniería es una profesión “fría” para muchos, cómo has logrado reconciliarla con la literatura, ya que son totalmente opuestas.
De la ingeniería aprendí el análisis y supongo el método; el sentirse que uno está en el lugar A quiere llegar al punto B y hay varias alternativas y se tiene que escoger la más práctica pero también estética (como un puente que además de ser útil debe ser esbelto y bello); eso lo da el análisis y la práctica. También la economía de palabra es algo que va con la matemática, con el álgebra, ese palacio de precisos cristales como diría Borges.
Hay un mito acerca de la división entre ciencias y letras. Esta división es artificial y si lo pensamos bien, muy reciente. Desde tiempos inmemoriales y hasta inicios del siglo XVII, no existía la división; si pensamos en Newton sabemos que sus escritos mezclaron la metafísica, matemática y filosofía, un verdadero polymath. Más recientemente hay también casos célebres: Borges siempre fue un gran lector de matemática (hay hermosos cuentos donde es claro que el cálculo matemático tiene mucho que ver); otro caso es el de Nicanor Parra poeta y matemático o físico creo y por supuesto Sábato que fue físico nuclear antes de novelista. Salvando las
distancias y las famas, Artidoro Velapatiño es buen matemático (ciertamente mejor que yo) y buen poeta.
‘Experto en soledades’ es tu primer poemario, ¿cómo lo ves ahora?
El título siempre me ha gustado (más que los poemas que incluye, creo) y debo confesar aquí después de tantos años que este título es una paráfrasis de un libro que leí en esas épocas: Perito en Lunas de Miguel Hernández. Al primer libro se le tiene afecto y creo que Experto en Soledades con su candor mezclado con dolor hace que el libro se defienda solo y eso es lo único que vale en la poesía. El tema no es sólo la a soledad sino la catarsis. Creo que fue Valdelomar quien dijo que para salvarnos del olvido basta que un alma nos recuerde, en Experto en Soledades está uno de los epigramas por el cual me recuerdan algunos amigos:
OPTIMISMO
La próxima vez que vea el mar, No será a través de mis lágrimas.
Este libro a mí me sirvió también para perder el pudor de ser poeta al publicarlo de alguna manera acepté mi doble vida concretizada en el hecho de que mis amigos ingenieros me decían bromeando: ‘Alberto, vete de aquí, tú eres poeta’ y mis amigos poetas: ‘Alberto, vete de aquí… tú eres ingeniero’
¿Cómo y por qué nació Caliban, revista que editabas en Inglaterra?
Caliban (el nombre vine del personaje de Shakespeare en La Tempestad) nació de dos elementos: primero mi deseo de traducir poesía inglesa ya que este es un buen ejercicio de buena lectura (la revista fue concebida para publicar traducción de poesía); segundo, mi correspondencia con José Beltrán quien se encargó de proveer textos de poetas peruanos que aparecieron en los cuatro números que fue la vida Caliban. Guido Fernández, a quien publiqué en Caliban siempre me alentó a que siga editando la revista pero por razones de tiempo no lo pude hacer.
Cómo se ve la literatura peruana en Inglaterra, o acaso, no se sabe nada de ella.
El conocimiento del público en general llega hasta Vargas Llosa y Bryce supongo. La poesía peruana es relativamente conocida en pequeños círculos principalmente a través de universidades en Londres y en Liverpool donde hay centros muy prestigiados de estudios latinoamericanos que incluyen literatura peruana. Hay gente que ha hecho tesis doctorales por ejemplo sobre la narrativa de novelistas poco conocidos como Cronwell Jara. Creo que la poesía siempre es marginal en todos los países, los poetas nos leemos entre nosotros y las ediciones no pasan de unos centenares de ejemplares. La novela es obviamente más conocida. Hay estudios muy interesantes que se han hecho por ejemplo sobre la narrativa de Miguel Gutiérrez en Liverpool. El Instituto Cervantes ha hecho loables esfuerzos de promover la literatura Peruana y latinoamericana.
Cuáles son tus nuevos proyectos.
Al momento tengo un libro ‘Cantos y Oficios del derrotado’ que está en busca de editor. Tengo también planeado un libro de historias cortas. Con otro poeta exilado en Francia, Jorge Najar tenemos planeado sacar un sustituto de Caliban, tal vez el próximo año. El título provisional es ‘Garita de Invierno’.
Silverdale, Norte de Inglaterra, marzo, 2005.
*Egresado de la FACE